20.2.09



10/07/08
Sí, sé que es sólo un fragmento de lo que totalitariamente conformaría "Paris, je t'aime", pero me parece que es tan bueno (al igual que otros tantos de los presentes en la misma) que sería casi injusto tratarlos a todos en una sola reseña.
Ya había amenazado con anterioridad que le daría un espacio, y me quedó bastante oportuno en este día tan ocupado que ni siquiera encontré el momento de ver una película.
Y bueno, seré totalmente subjetiva al abordar cualquier parte de esta película (puesto que posteriormente espero comentar otras) tanto como cualquiera lo es al decidir qué fragmento fue el que más les gustó. Pues bien, este es mi predilecto de los 18 fragmentos presentados.



"Y comportándome como un hombre enamorado volví a ser un hombre enamorado"

Siempre he pensado que los cortometrajes tienen dos realizaciones básicas: contar algo sencillo de manera perfecta en un tiempo breve o contar algo complejo de manera resumida. En ambos casos es un reto que quede adecuado al poco tiempo que tiene para presentarse.
Ya hablando anteriormente de "La vida secreta de las palabras" mencioné que Coixet me parece que tiene un estilo deliciosamente reconocible. Hay algo que lleva su nombre escrito sutilmente en las acciones de sus filmes, en los diálogos, en la composición del todo.
No era para menos, ella se jugó el contar una historia sencilla: un hombre queda a verse con su esposa en un restaurante, planeando dejarla para huir con su amante. No es algo que nos suene del todo desconocido, en realidad. Ese es el toque. La mujer llega y antes de que pueda hablar comienza a llorar: tiene una enfermedad terminal.
La sucesión de escenas entre recuerdos y la construcción de un futuro que también se va convirtiendo en recuerdos es casi cíclica: lo que cambia es la mirada. Me parece que la frase que elegí, que me parece sencillamente hermosa, describe perfectamente la esencia de la historia: y comportándome como un hombre enamorado volví a ser un hombre enamorado.
No es la gran épica de amor que quizá estamos acostumbrados a ver pero ¿no es también una representación real de las cosas que verdaderamente cuentan? Resulta inevitable que al final al propio espectador le resulte conmovedor mirar de nuevo a un abrigo rojo.

A su vez, claro, es inevitable aceptar que la magia de cada uno de estos fragmentos reside también en cierta medida en encontrarse entre los demás.

Recuerdo que cuando discutí la película con Bake me dijo que él había detestado este fragmento. Su razón era considerablemente visceral pero igualmente aceptable: se sintió identificado con la parte en que el protagonista comenta como odiaba que su mujer nunca ordenara postre pero se comiera el de él. Lo detestaba. Fue cómico porque unas semanas después lo presencié un día que pasé con él y su novia.
Por mi parte probablemente el corto que menos me había gustado, el de la mujer norteamericana que leía en voz alta un insulso ensayo sobre su paseo en París, había sido su favorito.
Ese es el encanto de la película, ¿no?




La pregunta evidentemente necesaria: ¿Cuál es tu fragmento favorito de "Paris, je t'aime"?

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