12.2.09



03/05/08
Releo "Pedro Páramo" y pienso, irónicamente, en las contradicciones entre lo que yo pienso y lo que el director de la cinta, Ignacio Ortiz, quería expresar: el término 'realismo mágico' como peyorativo en el cine.

Más allá de los tecnicismos literarios, de Gabriel García Márquez y Alejo Carpentier, a veces pienso que hay algo, de lo profundo de nuestras raíces y sus repercusiones sutiles en la vida, que se ha perdido en el cine. Alguna vez leí una teoría sobre el hambre latinoamericana en el cine, en que queremos manifestar una realidad que no puede ser apreciada del mismo modo por el espectador extranjero. Esa realidad la hemos poblado de violencia, de diferencias sociales, de corrupción y tragedias. No es que estemos alejado de ello, claro, pero a veces queda algo aún detrás.


"El bisabuelo miró a un coyote a los ojos y desde entonces el horror, el crimen y el infierno de no dormir nos acompaña"

Cuando era pequeña, para dormir, mi abuela me contaba historias sobre las antiguas leyendas mayas, sobre duendes que habían jugado bromas a Huitzilopochtli y desde entonces estaban condenados a robar corazones a los niños para sobrevivir. Sobre los nombres primeros de las calles y aquella en que del charco poblado de ranas emergía una sirena por las noches. Todas esas leyendas están cerca a nosotros y las hemos aceptado en nuestra vida, pero los años últimos las han dejado de lado.
"Cuentos de hadas para dormir cocodrilos" no es una película de fantasía, no pretende tomar leyendas al pie de la letra y confundir las líneas de la realidad. Es la historia de Arcángel, quien sufre de insomnio todas las noches y cuando consigue dormir sólo es capaz de mirar su muerte. Es la maldición que acompaña a su familia desde que su abuelo mirara a un coyote a los ojos y este se llevara su sueño, ahora están condenados siempre a matarse entre hermanos generación tras generación. La película es una historia real que se hila a manera de cuento, los cuentos infantiles para dormir, pero aquellos antiguos que estaban cargados de malos presagios: Alicia, las mil y una noches. Nos internamos en la historia de una familia y en algún punto árido y perdido en Oaxaca, persiguiendo una leyenda y una maldición.
Es de esas películas que se pasan fácilmente por alto porque quizá no cumpla los requerimientos del cine actual. Pero a mí, personalmente, me parece que tiene algo muy cercano a nosotros, que en nuestra imersión constante en las sociedad actuales, hemos estado olvidando.

Sin duda de mis favoritas, injustamente olvidada o poco conocida.

Tal parece que la suerte juega en mi contra y es probable que no pueda ir a ver "My blueberry nights" pronto. Debe ser alguna especie de mensaje que no logro entender. O una mala pasada, simplemente. Espero al menos poder ir al cine.
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