27.2.09



29/11/08
Me siento poco inspirada para una reseña, es la verdad. El jueves fue la última clase de mi materia de literatura española y terminamos con Pérez Galdós, de modo que el profesor creyó pertinente que viéramos "Nazarín". No sé en que se basaba, si tomamos en cuenta que nadie había terminado de leer el libro y que, además, poco nos suele conscernir el lenguaje cinematográfico en nuestras materias.
Aunque, claro, no hay quien le diga que no a Buñuel, ¿verdad?



"Voy a dejarte sin sangre y me voy a ir. Me voy a ir con otras que valen más que tú"

La primera queja de los pocos lectores de la novela residía en el cambio de Madrid por México. Se sabrá. Tomando en cuenta los elementos nacionales que debían representarse en el texto, sin duda era un punto interesante por remarcar.
Nazario es un sacerdote que vive en una comunidad considerablemente pobre. Es la representación de ideal religioso, un hombre fervoroso cuyas acciones responden a su concepción religiosa más que a la social. Se ve envuelto en problemas cuando recibe en su casa a una prostituta herida después de matar (o casi matar) a una compañera suya. Cuando la queja llega a oidos de la polícia y van a buscarla, Ándara decide quemar la casa para que no quede evidencia de lo sucedido. Nazario, incapaz de mentir, cuenta a la policía lo que sucede y es juzgado socialmente por sus acciones y expulsado (o algo así) de la iglesia. Por lo cuál decide irse al campo, peregrinar y tratar de encontrarse más cerca de Dios. En su camino vuelve a toparse con Beatriz, una mujer de la comunidad donde vivía, en cuya casa protagoniza un milagro. Tras esto tanto Ándara como Beatriz, completamente obsesionada con Nazario, deciden seguirlo en su peregrinar, tratando de alcanzar el ideal religioso del mismo, que no son capaces de comprender en su totalidad.

Yo, claro, como no leí ni una página de la novela (aunque me convendría comenzar a hacerlo) no tengo ningún juicio anterior. Incluso podría decir que la recreación de los estratos más populares del México de la época me pareció uno de los principales logros de la película. Remarcable la escena en que todas las mujeres en casa de la hermana de Beatriz están convencidos de que Nazario es capaz de curar a la niña moribunda con sólo quererlo. Él trata de explicar su condición mortal, pero la superstición del pueblo es más fuerte y las mujeres entran en un estado casi psicótico ante la premisa de estar presenciando un milagro.
Los personajes son de lo más destacable. Tenemos un sacerdote cuya condición religioso lo coloca en un plano casi místico por sí mismo, con un aire bucólico y una enajenación de lo mundano de la vida que es casi increíble. Beatriz y su extraña enfermedad que la lleva hasta los delirios más extraños, escenas surrealistas deliciosamente enmarcadas en la trama. Ándara, una mujer vulgar, fuerte, que es incapaz de entender la propia concepción de su mundo y se deja guiar por cosas que ni siquiera puede comprender.

Por otro lado, no estoy segura de si fue del todo deliberado el elemento cómico en la película, ya que hay muchos momentos en que sencillamente no pude contener la risa. Comenzando por el mero aire bucólico de Nazario, quien es capaz de pasar del estado de tranquilidad más absoluto hasta rechazar a las mujeres bajo la premisa de 'las dejo por locas'. El intento de traducir un argot popular mexicano que parece mezclarse con un cierto (y quizá involuntario) acento andaluz que termina por recalcar esa atmósfera enrarecida. Ujio, el más adorable enano, quien resulta todavía más tierno por estar enamorado de Ándar 'aunque esté fea'. Y muchos otros momentos en que la vida real parece estar haciendo un guiño a través de la historia de un aparente santo que llegará al límite de las consecuencias para preguntarse si realmente su camino es el correcto.

Oh, y es necesario mencionar a López Tarso de joven, que para mí siempre es un gusto verlo en pantalla. Como Alejandra dice: sale en el momento justo. Y aquí lo encontramos como uno de los ladrones con los que tienen que viajar el grupo cuando son arrestados finalmente. Salva al sacerdote durante una batalla y siendo que éste quisiera convencerlo de que en realidad quiere enmendar su vida de crimen, termina perplejo ante la sentencia: ¿usted quiere cambiar su vida? usted se va por el camino bueno y yo por el camino malo, ¿y qué? al final ninguno sirve para nada.

Gloriosas las escenas finales en que Nazario ya ha sido apartado del grupo, de la sociedad, en que camina apresado aunque no haya evidencia de sus cadenas, en un camino por donde Beatriz pasará junto a él sin mirarlo, él también sin notarla. En donde la posible devoción de una mujer que quiere alimentarlo le parecerá, ya entonces, un acto inexplicable y casi terrible.

Por la simple trama probablemente no habría hecho por verla nunca, porque la idea del sacerdote y la ambiguedad de su fe no es algo que me llame especialmente la atención. También es necesario advertir que, quizá por el cambio de novela a película, hay un cierto sentido fragmentario que puede llegar a cansar un poco al espectador. Pero fuera de ello, aunque la fuerza de la película se centre en la devoción (y falte algo de la perversidad que me gusta en Buñuel), es imposible negar que se trata, sin duda, de una película que muy bien vale la pena ver.

El encanto del cine en blanco y negro. Pienso. ¿Quién me diría que luego ese Francisco Rabal sería el viejito encantador de 'Dagon'?


Me lastimé el pie hace unos días y se supone que no debo caminar. Pero está "Anna M" en el cine y aunque Ian dice que debería cuidarme, me niego a perdérmela. Sin más. Voy a arreglarme y huyo al cine. O eso espero.
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