24.2.09



03/11/08
Lunes de mini círculo de películas. Al menos ya podemos tener un mínimo de seguimiento.
Se suponía que la asignación de las películas iría por orden alfabético o algo así, de modo que hoy, hipotéticamente, le habría tocado a Dulce. Pero aprovechando la pasión desatada recientemente por Wes Anderson, y la adoración que Alejandra y Lili le profesan a Jason Schwartzman, pues, se decidió que "Rushmore". Que ya alguien había comentado anteriormente que era su película favorita del actor. Creo que Dulce ni siquiera se enteró que cabía la posibilidad de que le tocara elegir. Oh.


"But I've been out to sea for a long time"

Bueno, creo que es lo más viejo que he visto de Anderson, y es también curioso notar un poco una diferencia entre sus proyectos nuevos. Antes había mencionado que había algo en él que te atrapaba desde sus primeras escenas y, bueno, no es exactamente lo mismo aquí.
No es que no te atrape ni mucho menos, porque la narración es suficientemente fluida y Jason suficientemente lindo viéndose adolescente como para que lo adores desde el principio. Es algo en la atmósfera, en el cuidado de la misma. Creo que se debe principalmente a que no tiene este factor de fantasía enrarecida que pasa por aparente realismo que encontraremos en sus posteriores películas. Incluso los ambientes iniciales pueden parecer considerablemente cotidianos.
Es algo curioso, no sé, lo pensaba un poco mientras veía la película. En las siguientes películas nos sumergimos en mundos a modo de microcosmos extravagantes, donde todo parece responder a leyes muy distintas y todos los personajes forman parte de ese gran engranaje que es el resultado final de la película. Aquí no funciona del mismo modo, o al menos no de manera tan explícita. En un principio todo parece ser común, con un solo elemento resaltando en ello: Max Fischer.
Interpretado por Schwartzman es un personaje definitivamente propio de Anderson, y el modo en que el actor lo encarna es sencillamente genial. La sola conformación del personaje, sus manías, sus traumas, su complejo carácter, ya da toda una nueva dimensión a la película. Porque siendo tan explícitamente el protagonista da oportunidad a que se aborde profundamente. Quizá otro de los puntos es que aunque es un personaje tan fantasioso como los que hemos visto del director, tiene un cierto dejo de malicia que lo distingue un poco del sentimiento casi lúdico de otros (que no significa, claro, que los haga personajes infantiles ni mucho menos, pero en este caso destaca, probablemente por ser tan joven).
Por otro lado esta discordancia entre personaje-mundo no se mantiene uniforme durante la película. Los personajes a su alrededor se verán alterados por la intromisión de Max en sus vidas, viéndose obligados a entrar en el juego. Así tenemos a Bill Murray, un amargado millonario que desprecia a su propia familia para inclinarse paternalmente hacia Max hasta que una mujer, cuál drama épico, termine por separarlos. Olivia Williams es una maestra que conoce a Max por una aparente casualidad y se ve envuelta en su incontenible pasión-obsesión. Y demás personajes que no pueden faltar, claro.

Mi favorito entre ellos probablemente sea Dirk Calloway, un pequeño que era el compañero de Max en esas extrañas alianzas que establecen los colegios norteamericanos y que se vuelve un personaje también algo oscuro, manteniendo a la vez esa candidez propia de los niños. Es encantador verlo convertirse en aliado, en enemigo, hacer unas pases desconfiandas, volver a ser informante. Adorable.
También los cameos de Luke Wilson, que no pueden faltar. O de Pagoda, que ahora hemos encontrado adorablemente en todas las películas de Anderson. Es que tiene su encanto, claro.

Aunque también, por una parte, debo admitir que, probablemente por esta variación en el equilibrio de la película, hubieron partes que me llegaron a aburrir un poco. No sé, momentos en que sentí que las cosas no iban a ningún lado. Eso se resolvía en unos minutos y volvíamos a la parte fluida de la narración, pero no me quita la sensación de que al final no me armonizó tanto como otras de sus películas. Como todas las demás películas suyas.
Pero igual me encantó. Creo que ya soy demasiado fan del director. Oh.

Lili ahora me está proponiendo por qué no hacemos ciclos de Hayao Miyazaki. Y jo, a mí me parece una excelente idea.

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