12.2.09



13/05/08
A algunos ya les había comentado, desde hace ya bastante tiempo atrás, que esta genial obra de Kusturica me esperaba impacientemente en mi estante sin que yo me decidiera del todo (o en otros casos simplemente no tuviera tiempo) a verla. Aprovechando mi recién adquirida libertad que no durará mucho tiempo, y mi momento bélico-balcánico, ayer me dije sin más que después de todo ya había llegado el momento y si no la veía de una vez, no la vería nunca.

Son peligrosas estas enunciaciones porque me han sucedido los casos en que al final no se pueden ver ese día y cual si fuera una maldición, jamás podré ver la película por una u otra razón.
Este no fue el caso, claro, y entonces me dispuse a ver la película. Hay que decir que aunque no había visto nada antes de este director, ya tenía un cierto puntillo a favor por el hecho de que Emir es el nombre de mi mejor amigo, oh.



"Una guerra no es una guerra hasta que un hombre mata a su hermano"

Aunque bien, aunque por las críticas, las recomendaciones y un poco la temática ya suponía que la película iba a gustarme, creo que no imaginé a qué punto. Es una de las cosas que me gustan de adentrarme en alguna sin saber del todo bien de qué va, sin leer demasiado al respecto y permitiendo que todo lo que se desarrolle en la pantalla sea una especie de sorpresa.
Se conjugan aquí elementos, a mi parecer, épicos, teatrales, fantasiosos a la vez que escenas crudas y aún más superposición de grabaciones de videos. Todos ellos con la finalidad de resumir en dos horas y cuarenta minutos la historia de la desaparecida Yugoslavia.
Desde la primera escena, en que vemos a Blacky y Marko completamente ebrios y siendo seguidos por todos los músicos para asegurar el soundtrack del momento, la composición de las imágenes no dejará de sorprender por resultar a veces tan absurda como exacta. Algunos de los recursos utilizados me sonaron de pronto a algunas otras películas (no sé, la calidad a veces exageradamente teatral de "La vida es bella" [que no la he visto y probablemente ni piense verla por un trauma personal, pero ya le hablo de tú], la idea de mantener a alguien resguardado de la realidad de "Goodbye Lenin") y aún así en conjunto la obra no termina por recordarte a nada que hayas visto antes.
La aparición de los elementos se manejan de modo que algunos signifiquen del modo más literal y realista mientras que otros vengan a ser una especie de gran metáfora de sí mismos. Todo esto con un cuidado especial y único en su desarrollo.
A veces resulta un poco difícil seguir la historia en sí misma, sobre todo si no se tiene demasiada noción del contexto, pero personalmente me parece que esto mismo consigue que el mensaje al final no sea tan particular como para no poder asociarlo con otros conflictos armados o procesos históricos similares.
Sin duda un modo muy particular de narrar hechos bélicos.
Y mis favoritos, oh, tengo que decirlo, fueron Iván y Soni. Adorables sin más. Aunque personalmente creo que todos los personajes tienen su encanto de un modo u otro.

Hoy planeaba ir a ver "Las vidas de Celia" pero mi mamá insistía en acompañarme al cine y dado que la sinopsis dice algo de violencia intrafamiliar yo pensé que mmmm, mejor no, vamos a dar una vuelta. Igual espero que en la noche se aparezca Alejandro con películas de terror orientales, yeah.

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