4.7.09



04/07/09
En este breve periodo vacacional no podía fallar aquella maldición de que apenas uno se encuentra libre de las clases y disfrutando su libertad, se enferma de algo. Gripa, concretamente, que es el gran mal de mi sistema inmunológico. Así que probablemente estos días sean unas reseñas algo breves entre periodo de inactividad y más periodo de inactividad. Jo.
Para la parte del marxismo en mi clase de cine vimos varias películas y documentales sobre momentos político-históricos. Y debo decir que para conciencia social, Costa-Gavras es de mis favoritos.



"Está bien pero sólo quiero decirles que, de manera práctica, no apoyo lo que están haciendo"

Sigo sosteniendo aquello de que la mayoría de las películas nos hablan siempre de lo mismos sucesos históricos cuando estamos llenos de posibilidades sobre qué comentar. La historia de cada país seguro que encontrará suficiente material para comentar sin necesidad de caer en tópicos.
Costa-Gavras de alguna manera ha buscado hablarnos de situaciones sociales reales y no tan conocidas, a modo, quizá, de enfatizar que cualquier problema es problema de todos. Y que mucho de lo que sucede actualmente ha sucedido siempre, por más que nos escandalicemos.
"Estado de sitio" habla concretamente de la situación de Uruguay a principio de los 70's y del movimiento de los Tupamaros. Que eran lo que tantos grupos juveniles en momentos críticos: una organización que trataba de hacer presión en el gobierno como fuera.
Al igual que otras películas de Costa-Gavras, a pesar de tratarse de un momento delicado, no basan la fuerza de sus argumentos en la acción. Vemos muchos hombres armados, algunas semblanzas hacia la tortura, pero la esencia de la trama transcurre en el diálogo.
Philip Michael Santore es secuestrado en las puertas de su casa y puesto a disposición de un grupo de jóvenes burdamente enmascarados que lo someten a largas entrevistas cargadas de denuncias. No hay nada de violencia en ello, incluso todo se desenvuelve con la mayor educación posible mostrando tanto la sangre fría del norteamericano como la filosofía del grupo. Todo esto alternándose con la situación que se desenvuelve fuera a raíz de las declaraciones y peticiones del grupo, y también con algunas escenas aisladas que enfatizan las acusaciones que se le hacen al norteamericano por apoyar, en representación de su país, la violencia y abuso por parte de las autoridades de Uruguay, Brasil y otros países latinoamericanos.
La película no es tan thriller como otras que he visto del director porque parece menos interesada en el modo en que se desenvuelven las circunstancias que en exponer del modo más claro una denuncia social con todas sus letras. Y en cuanto a ello parece casi intrascendente si los rehenes son liberados, si el grupo es aprehendido, cuanto que casi todo lo sabemos de antemano desde el principio.

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