15.10.09



15/10/09
Continuando con las películas del festival. Para la segunda función teníamos de opción la última película de Haneke o "500 días con ella", una suerte de comedia romántica musical. No hay que decir que Miriam se fue por la comedia romántica mientras yo le fui fiel a Haneke, que aunque no he visto demasiadas películas de él, podría decir que fácilmente se encuentra entre mis directores favoritos.



"Cuando eran niños solíamos amarrarles un lazo blanco en el brazo, para que recuerden la inocencia y la pureza a la que estaban obligados. Creímos que al crecer podrían prescindir del lazo. Mucho me temo que nos equivocamos"

Si tuviera que escoger algo que me gustara principalmente de la estética de Haneke diría que sin duda son las atmósferas que crea. Hay algo sobrecogedor, siniestro y enrarecido en sus ambientes, por más cotidianos que resulten en la trama. Ahora que en "The white ribbon" la idea podría parecer precisamente esa.
Tenemos un pequeño pueblo en Alemania poco antes de la Primera Guerra Mundial. La mayoría de la población son campesinos. Y toda la situación comienza con un extraño accidente que sufre el médico del lugar al caerse de su caballo por una cuerda que alguien ató en su camino. Hay algo de ritual en todo ello, poco tiempo después una mujer muere al realizar su trabajo en una especie de edificio abandonado.
Podrían sonar como hechos inconexos, pero en una población tan reducida, donde nunca sucede nada y donde todos se conocen, es extraño que pasen situaciones así. El ambiente se enrarece, las personas parecen taciturnas y poco dadas a hablar al respecto. Pero algo se mueve detrás de ellas, detrás de todos, la imagen de un posible culpable o de una posible razón, siempre entredicha.

Más que un thriller en sí mismo, Haneke nos entrega un siniestro retrato costumbrista de las sociedades rurales conservadoras de la Alemania de entonces. Los conceptos religiosos, el orden familiar, la violencia a oscuras, los centros de poder, la relación entre parejas. Lo que menos importa realmente es quien está detrás de los inusuales sucesos, o quién será la siguiente víctima. Nadie en el pueblo está realmente libre de culpa, pero nadie tampoco está en condiciones de delatarse.

Es curioso porque la película es larga y pesada, pero en realidad consigue atraparte lo suficiente como para que eso no sea realmente un impedimento. A veces tenía la idea de que más que una película lo que presenciaba era una epopeya rural, pero por otro lado podría haber continuado aún más tiempo viéndola. De hecho creo que fácilmente podrían haberle metido otra hora entre una cosa y otra, sin problemas. De hecho leí que originalmente Haneke la pensaba como una mini serie de tres episodios. Seguro que muchas cosas podrían haberse explotado mejor, pero tampoco me parece que le haya faltado a la película en ese aspecto.
También leí que el director pensaba en Ulrich Mühe como el actor principal, en el papel del maestro. Es curioso porque yo me lo imaginaba, precisamente, pero más bien en el papel del barón, aunque fuera menos protagónico.

Lo único que podría objetarle es que sentí que le faltó algo de fuerza al final, algo más concluyente. Aunque entiendo también porqué decidió terminar de forma ambigua. Pero, claro, uno nunca está del todo contento.

Diría que fue de lo mejor que tuvo el festival para mí. Debería ver más de Haneke, definitivamente.

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