13.1.10



13/01/10
Como parte de mi reciente manía por leer sobre asesinos seriales y luego ver películas al caso, me dispuse a ver esta película con Ian hace algún tiempo. También porque él es un gran fan de Damián Alcázar, y yo, poco a poco, lo voy siendo también.



"Lo que más me angustia es que últimamente tengo ideas raras, imágenes que me atormentan, que me persiguen a todas partes"

Basada en la masacre de Pozzetto, en Colombia, y en la novela que de ella haría el escritor Mario Mendoza, quien además conoció a Campo Elías Delgado antes de que cometiera el crimen. "Satanás" en realidad va mucho más allá de la simple biotopic de un asesino real.
Tenemos por un lado a Eliseo, sí, quien representa al profesor, ex veterano, lleno de manías y obsesivos e incapaz de permitir que nadie entre a su vida. Solitario, obsesionado, desilusionado de un mundo que nada tiene por ofrecerle. Pero no es un sentido unilateral aquel, no es la figura estereotípica del loco a punto de estallar, ni es tampoco la justificación de quien fue víctima y se dispone a nunca más serlo. A través de una increíblemente buena actuación de Alcázar, nos adentramos realmente en la complejidad de la mente de un hombre a punto de volverse asesino. Un ávido lector que al igual que el doctor Jeckyll, personaje del libro al que recurría obsesivamente, está a punto de demostrar que hay dos entidades dentro de una misma persona.
Pero, como dije, "Satanás" no se queda ahí. No es una figura, no es un dedo insensiblemente señalando culpables. Tenemos también a Ernesto, un sacerdote que trata de ayudar a una comunidad desesperada pero que no puede rechazar sus propios impulsos sexuales y su deseo de verse liberado como hombre. Paola, una mujer de clase baja que para ganarse la vida decide seducir hombres con dinero en bares y aprovecharse de ellos tras drogarlos, abandonándose en una ciudad peligrosa de noche. Y tanto como ellos una amplia gama de personajes que no son completamente inocentes, aunque podríamos creer que tampoco son realmente culpables. La metáfora de satanás es reflejar la maldad a través de sus manifestaciones cotidianas, con el derrumbe de una sociedad en los actos pequeños. La realidad que se va cerrando alrededor de un hombre a punto de llevar sus deseos hasta las últimas consecuencias.

Al principio me pareció extraño el recurso de las historias paralelas, porque realmente esperaba que se centrara únicamente en el asesino. Además que la primera secuencia, en que una mujer va a entregarse tras su crimen a la iglesia me pareció quizá demasiado dramática. Y es que Irene, dicha mujer, a quien el sacerdote visitará constantemente durante la película, es probablemente el peor detalle que se pudo haber incluído. No sólo dudo que la actriz sea pésima, sino que sus escenas tratan de verse tan melodramáticas y crudas que por momentos rozan lo ridículo. Menos mal que es un único caso, y a través de los demás personajes, de las escenas fundamentadas en la humillación, en la violencia implícita en todos los actos de abandono, la película cobra completamente su fuerza y toda la carga semántica que se pensaba desde el inicio.
Ian estuvo aún menos seguro de eso y probablemente encontró demasiado teatral los recursos, evidentemente novelescos, para que toda la obra tenga el sentido narrativo correcto, aunque para un caso de la vida real queda demasiado falso. Pero está claro que Mendoza se tomó suficientes libertades con la historia en norma y yo no dudo que creando ese contexto tan amplio haya podido hacerle mejor justicia a Eliseo que sencillamente representándolo como un maniático con un arma y muy buena puntería.

Y Alcázar, impecable, es que ese hombre me encanta. Y más cuando tiene algún acento sudamericano, no sé porqué. Pronto le seguiremos la pista en sus actuaciones como asesino, que ya llevamos dos (la otra la reseñaré en algún tiempo) e Ian dice que aún nos falta una más. Hagan sus apuestas.

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