1.3.10



28/02/10
Justo cuando pensaba que ya jamás me tocaría verla, llegó el momento. Lo cierto es que todo lo que había escuchado al respecto era medio ambiguo y tampoco tenía una gran idea, así que tuve la oportunidad de enfrentarme a ella aún con la capacidad de sorpresa. Sin duda el mejor modo para los cuentos infantiles.



"Happiness isn't always the best way to be happy"

No entiendo mucho de lo que se ha dicho sobre que la película no es para niños, incluso puede que por esto yo me esperara algo dramáticamente distinto hacia el final o yo que sé. No entiendo porque las personas creen que las películas para niños deben ser coloridas, muy cómicas y un poco tontas, como si ellos mismos no se dieran cuenta de que están viviendo situaciones similares a las que atraviesa Max a lo largo de la película. De hecho, toda la película puede reducirse a la travesía épica a través de la infancia. Y es bello verlo por ese lado, sin importar que dicha infancia esté llena de monstruos, zonas desérticas y varios momentos de noche.

Si vemos el libro, la historia se limita a Max, castigado sin cenar, y el modo en que se traslada a un mundo fantástico, se convierte en el rey de los monstruos, y luego vuelve, para cenar. Sin duda que convertir eso en una película de dos horas con una trama un poco más complicada fue una tarea difícil, sobre todo porque el cuento original es un clásico obligatorio para la cultura norteamericana. Por suerte parece ser que Spike Jonze, Dave Eggers (el guionista) y Maurice Sendak (el creador del cuento original) consiguieron hacer un buen equipo para sacar la situación adelante.

¿Qué cambia? Bueno, primero se nos explica el entorno familiar de Max: su padre está ausente (por el melodrama nos inclinamos más a pensar que ha muerto), su hermana no le hace ni un poco de caso y su madre aunque trata de estar ahí para él tiene también que sacar adelante a una familia. Claro que eso es difícil de entender para un niño y no puede evitar salirse de control cuando se siente dejado de lado. En uno de estos episodios es que huye y termina en la mitológica barca que lo llevará, claro, a donde habitan los montruos (la idea de 'wild things' me encanta pero entiendo que es difícil traducirla al español). Ahí no será tan sencillo volverse rey, o aún más, demostrar que se es digno de ser rey. Y cuando estás rodeado de monstruos no es que tengas una gran garantía de integridad física. Y Max se las verá negras para entender que los deberes de un rey son más difíciles de lo que parecen.

La recreación de la tierra de los monstruos es increíblemente bella. Sin duda que una de las mejores decisiones que se pudo tomar es que los monstruos fuesen marionetas verdaderas. Y hechas por la compañía de Jim Henson, ¿quién más si no? Y a partir de ahí la historia puede parecer que se simplifica un poco: Max conoce a los monstruos, hay rencillas, hay momentos felices, parece que se hace todo lo que él manda. Pero en realidad esa simpleza tiene una razón muy sencilla: es un mundo creado por un niño. Y, sobre todo, es un mundo que parte de él. Toda la tierra de los monstruos es una gran y magnífica metáfora de su propio entorno familiar, cada personaje es una parte de él y cada circunstancia es una situación suya. Una especie de fantasía grandilocuente de auto-descubrimiento. Y eso explica incluso las escenas más pueriles hasta las más elaboradas, el punto en que Max camina peligrosamente entre dejar de ser un niño y tener que aceptar su realidad tal y como es.

La conformación de los personajes monstruosos, que puede sonar bastante básica (la chica buena, la pesimista, el mandilón, el buen amigo, el quejumbroso, el caprichoso), es a su vez fantástica. Es increíble el modo en que uno puede agarrarle cariño a esas criaturas gigantes con rasgos entre tiernos y grotescos. Y, sobre todo, el modo en que pueden representar tanto sentimientos de lo más infantiles hasta una preocupación existencial bastante clara.
Debo decir que a mí me ganaron completamente en el momento, después de que Max contara sus historias fantásticas para erigirse rey, el único requisito que ellos esperaban de su futuro monarca era que supiera mantener alejada la tristeza. Ese detalle concreto me parece que representa completamente la esencia del espíritu humano desde una visión de lo más elemental.


Yo, no lo sé, realmente sí sería una película que le pondría a un niño, y me parece que es terriblemente bella, muy triste en algunos puntos, pero perfectamente disfrutable desde una visión infantil. Digo, antes nos leían cuentos de los Grimm, sin censura, y nadie pensaba en el futuro psicoanálisis, ¿no?




¿Cuál es tu monstruo favorito? Yo diría que el mío es Douglas pero, si les cuento un secreto, creo que me parezco peligrosamente a Judith.

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