19.4.10



19/04/10
Es bueno ver de vez en cuando películas de Fellini, que es un director que me encanta demasiado y que tiene en sus películas un toque exacto y fantástico que no ha dejado de sorprenderme en ninguna de sus películas que he visto.
"Los inútiles" llevaba un tiempo esperándome en el estante y un día me pareció de lo más apropiado.



"Claro que entiendo, Roberto, que tu orgullo te está devorando por tu propio ser. Roberto ríe. ¿Qué es lo que puede destruir de nuevo el orgullo de un alma ya quemada?"

Al igual que otras películas del director, en el caso de "Los inútiles" el filme parece girar más en torno de un estado de ánimo colectivo que una trama específica. Los inútiles son cinco jóvenes, ya llegados a los 30, de una pequeña población costera, que parecen renuentes a adentrarse a la vida tal y como la sociedad la impone. Ociosos, románticos, vagos, sin oficio, algunos viviendo de sus padres pero también contra ellos. Como detenidos en la desesperanza, con sueños vagos imposibles de cumplirse. Cada uno con su propia historia, aunque por momentos pudieran confundirse entre ellos, siempre con las mismas ropas, con complexiones similares, y siempre tan juntos y tan solos.
Fausto es un mujeriego muy a la Mastroianni, pero aún más niño, más perdido. Sale con Sandra, la hermana de Moraldo, pero se entera que la ha dejado embarazada y quiere huir, aunque su padre lo evita y lo obliga a casarse. Incapaz de mantener un trabajo, de ser padre, de no engañar a su mujer, genera excusas todo el tiempo para ser siempre la víctima, el engañado, pretendiendo que todos caigan en su papel.
Moraldo, el más sin rumbo de todos, quien sólo parecía seguir a sus amigos por ir a alguna parte, se encuentra atrapado entre el deberse a su hermana o deberse a su mejor amigo. Tratará de hacer lo mejor para ambos pero la mayoría de las veces será imposible.
Alberto adora a su familia, especialmente a su madre, pero no hace nada por ella más que vivir del dinero que su hermana lleva al hogar. Siente que la deshonra cae sobre ellos puesto que su hermana se ve con un hombre casado, y es razón suficiente para que se abrace a su papel de hijo consolando a la madre pero también sin mover un dedo por el hogar.
Leopoldo es el estereotipo del artista frustrado, que vive de sus papeles y sueña con la grandeza justificando siempre el no alcanzarla debido a los demás, a la sociedad ignorante y que no lo entiende. Viviendo, básicamente, de su incomprensión. Y Ricardo, quien finalmente sólo vive para la fiesta y sigue a sus amigos a cualquier parte en que puedan pasar un buen rato desenfadado.

Todo podría apuntar a que esa rebeldía contra la estructura social establecida podría pintar al grupo como una continua fiesta, como la representación colorida de la irresponsabilidad. Pero no, la inutilidad es un síntoma, un reflejo de una generación joven que no encaja y que trata de justificarse desesperadamente. La incapacidad de vivir, y aún más, la incapacidad de crecer y hacerse responsable. De los demás, de uno mismo, del papel que uno debe desempeñar. Y los personajes se encontraran frustrado ante esta imposición, ante el conocimiento de que debe resolverse de un modo u otro mientras se niegan a hacerlo. Mientras que sólo uno de ellos será capaz de tomar alguna acción al respecto.


He leído críticas al respecto de esta faceta de Fellini en que parece sencillamente sumergirnos en un ambiente, en un momento, en un grupo de personajes; porque encuentran que vuelve sus películas aburridas. Yo tengo que decir que, por el otro lado, a mí me parecen fantásticas. Fellini, sin duda, es uno de los mejores directores para representar el desencanto hacia la vida. Y aunque ésta es una película del 53, podría decir que no deja de ser contemporánea, ya que aunque hayan cambiado los detalles sociales, la actitud de los inútiles es algo que sin duda podremos identificar como un problema social aún en nuestros días. Y la gama de personajes permite tener toda una visión al respecto, en vez de centrarse, como suele hacer, en el mujeriego.

Se dice también que es una película con cierto contenido autobiográfico, y yo creo que más o menos puedo imaginar qué personaje debe ser el que lo representa.
También podría decir que cualquiera que haya crecido en una ciudad pequeña de provincia podrá sentirse identificado con ese aire de asfixia que por momentos parece surgir de todas partes.



Otra gran película de Fellini, sin duda. Ese hombre cada vez me gusta más.

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