18.4.10



18/04/10
Continuando, muy lentamente también, con mi plan malvado de ver todas las películas de Takashi Miike, ésta resultaba casi obligatoria. Primero, porque me la regalaron en navidad en una edición muy bonita y yo ni la había tocado, y luego, ¡porque es un western! Y de Miike, no se necesita decir más.



"What can i say? I'm an anime otaku at heart"

Como una clara referencia a todas las modalidades gastronómicas de western (entiéndase: spaghetti western, chilli western), Miike lo hace suyo convirtiéndolo, claramente, en un sukiyaki western. Lo cual nos avisa de cierta manera sobre el espectáculo casi surreal que estamos a punto de presenciar.
Con una introducción un poco extraña en que Tarantino, vestido de vaquero para la ocasión, mezcla su acento americano con una leyenda oriental. Pero cuando uno se pregunta si todo tendrá lugar en ese escenario artificial, todo se corta y comienza la verdadera acción: un prototípico pequeño pueblo en medio de una zona polvosa (que aunque tenga constitución del típico pueblo en que paran los vaqueros en las películas, tiene claramente una arquitectura bastante japonesa) donde nos grupos de bandoleros llevan años enemistados. En el extremo del maniqueismo, los grupos son blancos y rojos y se visten únicamente del color que les corresponde (como puede notarse con el bando de la foto), en una mezcla de moda inspiración vaquera con elementos casi cyberpunk. La extraña mezcla de todo no podría ser más atractiva.
Y, luego, las subhistorias necesarias para que la cosa avance: una relación al estilo Romeo y Julieta con personajes de ambos bandos, una damisela en peligro (o algo así), un nuevo bandolero que se detiene en el pueblo y no tiene bando, una mujer que desea vengar a su familiar. Y, también, todas las licencias poéticas: muchas armas nada vaqueras, el terrible inglés que todos mastican aunque en algunos casos apenas si se entienda, los giros inesperados y esperados en un universo imposible. ¿Tengo algo más que decir?

Uno de los puntos que me parecen más importantes, entre tanta cosa que resaltar, es la figura de Bloody Benten, probablemente uno de los pocos casos en que una figura femenina lleva realmente los pantalones. Bueno, sí, también la chica de "Audition" tenía algo de eso, pero aquí no hay justificaciones psicopáticas de por medio. Bloody Benten es toda una mujer que lucha por el bien, o algo así, con sus pistolas y con todo el estilo del mundo. De los pocos casos en que veremos con Miike un personaje femenino tan poderoso en todos los sentidos. Y da gusto, la verdad.
Otro de los puntos interesantes es que a pesar de que pueda parecer un caos posmoderno de trama, lo cierto es que todo, dentro del absurdo, está perfectamente calculado. Por un lado todos los guerreros están nombrados en base a personajes históricos japoneses que participan de la leyenda que se narra al principio. Aunque con una suerte de libertad en cuestión de sus personalidades y su desarrollo. Por otro lado, la referencia a Django es un vínculo evidente hacia la película de Sergio Corbucci, un spaghetti western, y no será la única.

Sin duda, una más de las joyas de Miike. Podrá ser esencialmente un espectáculo del absurdo pero sin duda está perfectamente bien calculado y resultará de lo más entretenido y disfrutable. No sé con cuál de todos los detalles me quedaría pero sin duda que la necesidad, también absurda, de que todos los japoneses tengan que hacer en ese horrible inglés (horrible-adorable inglés) me ganó bastante. Pero, jo, hay tanto qué resaltar que no terminaría nunca.


¿Debería hacer como /ranka mi cuenta personal de cuántas películas de Miike me faltan? Ajam, podría ser, pero creo que sólo me sentiría decepcionada a medida que no avanzo demasiado. Jo.


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1 comentario:

  1. Esta tiene un par de semanas cerca de la cima de mis pendientes listas a dejar de serlo, y ahora con tu comentario creo que no pasa de este fin de semana...

    ¡Saludos!

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