6.6.10



06/06/10
Si nos vamos a pintores mexicanos mucho menos conocidos, sin duda que el nombre de Goitia debe encontrarse entre los más abandonados por el reconocimiento nacional, ya no digamos internacional. Yo misma no tenía demasiada idea de quién era y qué había hecho más que la identificación de algunas de sus pinturas.
Esta película, por otro lado, me la había encontrado varias veces pero jamás me decidía por mirarla, aunque el poster se encuentra entre un grupo de poster mexicanos de la época que para mí resultan bellísimos. No digamos el sugestivo título. No fue hasta que Ian la incluyó en nuestras tardes de películas de pintores que me tocó verla.



"No puedo morirme hasta haber pintado aquella imagen que tanto persigue"

Lo peor es que estoy segura de que habían grandes frases en la película, que ahora no recuerdo y que es imposible de encontrar en internet porque incluso los datos generales sobre la película son bastante escasos.
Francisco Goitia es un pintor de la misma generación que los grandes muralistas, incluso estudió en la academia de San Carlos con Rivera y Orozco, y se inserta también, de alguna manera, en el espíritu post-revolucionario que reinaba entonces. Pero de una manera muy distinta.
Lo primero que vemos de él en la película es cuando se encuentra ya viviendo en Xochimilco, donde pasaría los últimos años y hasta su muerto. En espera de poder plasmar una imagen que lo ha obsesionado durante tantos años y no es capaz de pintar. Con dicho pretexto regresamos en el tiempo hacia su historia, su búsqueda por representar un país que no había ganado nada con la revolución, lo más recóndito de un pueblo que seguía perdido, solo, pobre. A pesar de venir de una buena familia y haber tenido oportunidades en el extranjero, Goitia decide quedarse en su país, y especialmente adentrarse en el panorama más desolador que presentaba en aquel momento de lenta recuperación. Estas imágenes de muerte, de crueldad y de destino vano lo dejarían marcado para siempre y definirían una pintura desesperanzada y oscura. Su recorrido por pueblos pequeños, su obsesión por las imágenes más tristes, sus problemas con las mujeres, su dramática filosofía religiosa y la locura siempre presente en su vida. Todo lo que vemos son fragmentos que siguen una línea cronológica pero no siempre estructurada a modo de trama. Lo que quieren hacer es conformar una imagen, llevarnos hasta el final del recorrido haciéndonos entender el por qué, el cómo.

Siendo un pintor que durante la mayor parte de su vida fue poco reconocido (no digo que ahora lo sea más, pero se entiende) y cuyo momento le llegó casi a las puertas de la muerte, son muy pocos los datos exactos que se tienen sobre su vida. De tal modo que la reproducción cinematográfica de su vida tuvo que enfrentarse a una fuerte labor de investigación, y la elaboración de un personaje a través de la época en que vivío y los pocos datos precisos que se tenían. De tal modo hay pocas cosas que se aseguren por completo y toda la película tiene un aire de sutileza, como si sólo nos estuviera sugiriendo una posibilidad y siempre pudiese resultar érronea. Con todo dicho retrato resulta magnífico, especialmente si tomamos en cuenta las pinturas que resultan de dicho personaje. Además, cuya estética es tomada bastante en cuenta para la fotografía y la elección de paisajes, resultando también en una visión de un México muy concreto, con una belleza triste y cruel, que queda bastante acorde a la situación que representaba.

Lo cierto es que es una película para quienes ya estén interesados en el pintor, o para quienes disfruten de las películas sobre pintores. Porque de otro modo podría resultar un tanto lenta y sin una trama concreta para seguir, ya que todo se fundamenta en la construcción de una figura muy concreta y con obsesiones también muy concretas. Lo cierto es que está realizada de un modo impecable (ganó varios premios en su momento) y me parece que consigue concretar todos los puntos de interés.

Y su pintura me parece, personalmente, magnífica. Y queda muy bien volver sobre ella en estos momentos en que, aquí en México, nos están vendiendo una revolución mucho más parecida a un carnaval.



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