15.6.10



15/06/10
Siguiendo con la lista de películas que se deben ver antes de morir, me tocaba ver "La aventura". Soy muy lenta siguiendo cualquier cosa y encima la película, por su sinopsis, no sonaba demasiado entretenida (a menos que la misma trama fuese de un thriller inclinándose hacia terror). Pero, no tenía demasiadas razones para desconfiar de Antonioni.



"Giulia is like Oscar Wilde. Give her all the luxuries and she will manage without the little necessities"

Es el tipo de películas en que si uno lee la sinopsis y la espera al pie de la letra (o lo más cercano a ello dado lo escueta que resulta), comenzará con una idea no demasiado real de la película. En la sinopsis se nos dice únicamente que un grupo de amigos deciden realizar una pequeña travesía en barco por las aguas italianas cuando, al detenerse en una isla, desaparece uno de los personajes, Anna. Su novio y su mejor amiga, Claudia, se disponen a buscarla mientras se empieza a sentir una atracción entre ambos.

Lo cierto es que suena como una película de lo más sencilla, y por lo mismo es que no tenía demasiadas ganas de verla. Pero no había considerado la profundidad de los personajes, algo que en otras películas (pienso en "Blow-up") se le ha dado muy bien a Antonioni. Especialmente cuando se trata de personajes atormentados por razones desconocidas.
Anna no es sólo una mujer que un día, durante un viaje, desaparece. De hecho hasta el punto en que se pierde en una pequeña y apenas habitada isla, era nuestro personaje protagónico. Es ella quien le pide a Claudia que acuda al viaje, ya que de otro modo no le habría permitido su padre viajar con su novio, Sandro. Es una mujer caprichosa, egoísta, que sin embargo parece cubierta constantemente por un atisbo de tormenta. Como si tuviera una pena callada y se obligase a endurecerse para no dejarse vencer ante ella. Lo único que podemos deducir al respecto viene de una conversación con su padre, cuando el mismo le advierte que "ese hombre jamás se casará contigo". Al parecer Claudia también tiene los mismos sentimientos hacia Sandro, un hombre del que nadie sabe demasiado pero todos están convencidos de que no le conviene a Anna.
La relación entre ambos es bastante tensa, y discuten frecuentemente durante el viaje, mientras que Anna parece obligarse a ser aún más amable con todas las demás personas. Así que, deteniéndose en una isla rocosa y abandonada, Anna y Sandro tienen un connato de pelea en que parece que es ella quien quiere abandonarlo. Sandro no se lo toma demasiado en serio y se duerme al sol, y es esa la última vez que se verá a Anna.

Parece lógico culpar a Sandro, pero sin duda que la desaparición resulta de lo más misteriosa siendo que nadie más la vio por algún otro lado de la isla, y parece difícil el modo en que podría haber huido por otros medios. Claudia, quien había notado el pesar de Anna, se siente culpable en cierta manera por no haber evitado que huyera o que le pasara algo terrible. De tal modo, y mientras todos los demás la buscan, es que comienzan a gestarse ciertas intrigas entre el círculo más cercano a la desaparecida: todos culpándose entre sí.
Pero conforme avanza el tiempo y tienen que ir cambiando de ciudad en ciudad, siguiendo pistas, buscando ayuda, van quedando menos personajes y finalmente son sólo Sandro y Claudia quienes parecen aún interesarse en encontrarla. O quizá no. En algún punto la búsqueda parece una clase de excusa, una justificación para que no quede como que alguno de los dos desistió en algún punto. Como si Sandro cumpliese con su deber de pareja, pero con cierto alivio, al igual que Claudia parece que buscando a Anna, la amiga de la que realmente no era tan cercana, estuviera también buscándose a sí misma por cada rincón de Italia.

Aunque posteriormente el personaje de Anna resultará de lo más fugaz, su perfil es una constante durante toda la película. Todo parece volver a Anna, ya que es la única justificación de los hechos que ha ido desencadenando, aunque cada vez se alejen más de su intención inicial. Pero el personaje de Anna nunca es demasiado claro, es innacesible no sólo físicamente, sino imposible también de comprender.
Claudia, por otro lado, es el único personaje realmente transparente de la película, el único que sigue de manera coherente sus pensamientos. Y es, aún así, el personaje más perdido, el que está aún en busca de definición, y acercándose a Sandro parece que busca encontrarse, definirse, mientras que no puede evitar sentirse una traidora. Sandro, por otra parte, juega un doble papel, siendo el novio fiel y el amante descuidado, creemos que podemos entender sus acciones pero siempre hay algo que se nos escapa.

Es una película lenta, que busca sugerir mucho más de lo que realmente enuncia. Un estudio delicado de la soledad, de las relaciones interpersonales y de la definición de uno mismo.

Me encantó, no hay que decirlo, y la bellísima Monica Vitti, quien representa a Claudia, fue toda una rebelación para mí. Maravillosa.








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