13.12.10


13/12/10
Recuerdo cuando se encontraba la película en cartelera, aunque lo único que sabía de ella era un cartel que claramente hacía referencia a la comida y a una cierta connotación religiosa. La frase publicitaria tampoco me terminaba de parecer si muy buena o un jueguito de palabras sin más: "Uno deja de comer porque está muy lleno, o muy vacío". Con todo tenía algo de ganas de verla pero la dejé pasar, oh, como tantas, hasta hace algún tiempo que mi hermana la escogió entre mis opciones.



"Yo sé que es difícil pero quiero que sepas que lo hago por tu bien. A los gordos no los quiere nadie"
Creo que, de entrada, lo interesante es encontrarse con una película mexicana que sea mínimamente comercial y que maneje un tema serio y alejado de nuestros estereotipos usuales. A veces parece como si en México sólo se hiciera un cine hollywood-alike muy comercial o un cine con miras intensamente artísticas (que siempre hay agradables excepciones, o producciones de cada extremo que funcionan). "Malos hábitos" se encuentra en un cierto punto medio que resulta al menos muy agradable de mirar, independientemente de los detalles de la trama.

Seguimos la vida de cuatro personajes, que si bien pertenecen a la misma familia habría resultado igual como si no, que tienen diferentes problemas con la comida. Todo el eje principal de la trama se basa en estos desórdenes alimenticios desde distintas perspectivas. Por una parte tenemos a Matilde, una joven que, un poco contra los designios de su familia, se ha convertido en monja y, bueno, vive en un claustro. Matilde tiene que justificar interiormente su gusto por la comida con la noción de que la gula es claramente un pecado. Su posición respecto a la comida es completamente variable ya que pasa de autocastigarse al dejar de comer o comer con exceso de sal o por el estilo, hasta sentir una culpa desbordante cuando se permite ceder ante algún capricho gastronómico. Por otra parte tenemos la pareja conformada por Elena y Gustavo, padres de Linda. Pareciera como si el problema familiar viniese a cuento por el sobrepeso de la pequeña, quien debe tener unos diez años a lo más. Elena, una mujer superficial de clase alta no puede soportar que su hija sea gorda, y trata por todos los medios de obligarla a bajar de peso, ya signifique eso llevarla a todo tipo de dietas, darle comida procesada, tratamientos homeopáticos y, bueno, hacerle la vida miserable en general. Cargando con la obsesión del peso de su hija sobre ella misma, Elena a su vez se obsesiona por comer menos, hacer más ejercicio, estar absurdamente más delgada. Lo cual repercute de alguna manera en su caracter, en sus energías y, claro, en su físico, lo que lleva a que su esposo Gustavo comience a buscar en chicas gorditas (lo mejor es que salen en los créditos como 'gordibuenas' jaja) lo que ya no le da su esposa. Todo, claro, en un espiral de autodestrucción.

La película tiene sus puntos buenos pero también es cierto que tiene sus puntos malos, pero creo que si uno la ve desde el enfoque de que en realidad trata de ser un retrato desinteresado de una perspectiva social poco abordada, termina de agradecer al menos el esfuerzo. Porque he leído reseñas en que parece que esperaran una obra maestra y señalan cada uno de esos 'errores' como si fuesen imperdonables, cuando yo ni siquiera los consideraría errores en la mayoría de los casos (quizá más, decisiones poco acertadas).

El punto es que, obviamente, la película se centra por completo en la relación del individuo con la comida. Lo cual hace que por momentos se pueda sentir que el realismo se la situación comience a tambalear. Sin embargo lo que está claro es que eso es un detalle narrativo, es decir, no un afán por decir 'tantas familias que son destruidas por los desórdenes alimenticios' sino un modo de presentar que son cosas que suceden y que pueden suceder en cualquier ámbito y/o nivel. Claro que el hecho de que los personajes se relacionen sirven para facilitar la trama, no porque tenga que haber ese punto de unión entre todos ellos, ya que los problemas que manejan son siempre personales (con excepción de la relación madre-hija que es fundamental).
Y, por el otro lado, me parece bastante destacable que haya una película sobre el tema que no se centre exclusivamente en jovencitas con problemas de autoestima en una sociedad superficial que tienen que comer y/o vomitar para sentirse más bellas. Que no es que sea un punto del problema para pasar por alto, pero está claro que hay muchos otros modos de presentar desórdenes de este tipo.

La película es correcta, al igual que las actuaciones, y si bien tiene detalles que funcionan y otros que no tanto, en general creo que resulta efectiva. Lo que sí es que si uno no tiene interés por el tema probablemente la encuentre algo tediosa porque no se va a hablar de nada más.

Y, sí, destaco una vez más que se hagan películas mexicanas con tramas atípicas.




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