5.1.11

Hace tres años comencé con este espacio y tiene cierto encanto celebrarlo ahora con una película recién salida del horno. O de las salas de cine, al menos para mí. Especialmente porque parte de mis propósitos de año nuevo (en realidad el único que encuentro mínimamente posible que vaya a cumplir) es ver al menos una película en cine a la semana. Y cumplí mi primera cuota con la nueva película de Álex de la Iglesia. Con ese título y con ese poster (y con ese director) ni cómo resistirse.



"No quiero que seas como él. No quiero que seas gracioso"
Siempre tengo un poco de recelo cuando un director que en general se ha manejado con producciones un tanto más sencillas de pronto salta a las superproducciones llenas de parafernalia y efectos especiales. Tenemos prueba de que dicho salto puede ser tan desastroso como fantástico, y ver tanta parafernalia alrededor de la nueva película de De La Iglesia me hizo temer un poco. Aún así preferí no hacerme ninguna idea de antemano y ni siquiera leí la sinopsis y nada para llegar con la mente en blanco y ver qué me iban a ofrecer.

Debo decir que los primeros, no sé, quince minutos de la película son increíblemente épicos. Con mayúsculas: ÉPICOS. Sin spoilear nada, tiene unas escenas tan deliramente fantásticas como cruelmente oscuras que se conjugan con un toque de humor muy propio que dan una apertura inimaginable a la película. Es que recuerdo aún algunas de esas escenas y me emociono, sencillamente fantástico. Ahora, bien, la trama, ese pequeño detalle. Una vez pasada la emoción principal nos encontramos saltando por una serie de secuencias que no nos dejan demasiado en claro por dónde va a ir la cosa. Por una parte tenemos al hijo de un payaso que cayó preso después de que Franco subió al poder y que juró vengarse, pero también lo tenemos ya mayor, siendo payaso, y el triángulo amoroso-pasional en que se mete por la chica de las telas en el circo. De alguna manera ambas líneas tienen que seguir su ritmo y llegar a encontrarse pero por momentos resulta un poco difícil encontrar la cohesión entre ambas subtramas.

De manera general, la sensación que me dejó la película fue que, respecto al guión, se tenían muy claras las ideas principales. Es decir: 'hijo de payaso jura venganza', luego esto tiene que llegar a cierto punto y luego a cierto otro punto. Pero, claro, un guión no puede conformarse sólo de las escenas fuertes y de alguna manera tenían que enlazarlas, y de momento esas secuencias de transición se volvían muy débiles sobre todo si las ponías en contraposición con las escenas mejor logradas. Del mismo modo habían momentos en que parecía completamente fuera de lugar lo que estaba sucediendo, y hacia el final te dabas cuenta que había sucedido sencillamente para dejar en claro un elemento, un rasgo de carácter, o una acción que tenía que encadenar otra, aunque luciera muy poco natural mientra sucedía. Una verdadera pena porque había puntos en que la película me perdía completamente, luego para volverme a ganar con una gran secuencia, luego para volver a poner partes que no encontraba su razón de ser.
Eso también se nota mucho en lo que tiene que ver con el desarrollo de los personajes, ya que si bien hay rasgos que los distinguimos claramente sin que tengan que enfatizarlos, sí que habían otros que parecía que nos tenían que poner un letrero para que los notáramos y la trama pudiera continuar.

Tratar de dar una visión general de la película me genera sentimientos encontrados. Por una parte tenemos una estética visual muy bien lograda, un cuidado bastante notorio en los detalles visuales, de vestuario y escenografías, una primera secuencia gloriosa, una gran intervención de Santiago Segura y en general una historia original e interesante. Oh, y a Raphael como delirio esquizoide, como si necesitáramos más. Pero por otro lado me parece que la puesta en escena final no llegó al nivel al que podría haber llegado, por un lado las actuaciones principales si bien no son malas tampoco son muy destacables (especialmente la de Natalia, la femme fatale, a quien me queda claro que la eligieron por su escote) (y no tengo nada contra ello porque era un gran escote); y finalmente hay unos fallos tan elementales en el guión que pasan casi por descuidos pero le quitan el ritmo grandilocuente que la película nos plantea en un principio.
Lo cual, de manera resumida podría decirse que la hace una película interesante, incluso una película buena, pero no creo que llegue a ser la gran película que pudo haber sido. Y ese es el principal problema, porque si sencillamente hubiese dado todo de sí y hubiese sido buena a secas no habría sido tan frustrante (para mí, supongo) como haber tenido excelentes elementos que al final no fueron aprovechados.
Me pregunto si los problemas de guión tendrán algo que ver con la ausencia de Jorge Guerricaechevarría.

Una pena pero, Álex de la Iglesia, aún te quiero.




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