4.2.11


04/02/11
Supongo que lo que me llamaba principalmente la atención de esta película es que hubiese sido la elegida para representar a España en la próxima entrega de los óscares. La verdad es que tampoco es que tuviera demasiadas ganas de verla, ni por Gael García que la verdad es que no me molesta encontrármelo en pantalla. Así que el punto decisivo fue una vez Carmen, que sí que quería verlo a toda costa.



"Sin agua no hay vida, vos no entiendes"
Un equipo de producción español se prepara para rodar una película sobre la llegada de Colón a América. Como al parecer es muy caro rodar en México, deciden hacerlo en Bolivia donde igual hay indígenas y selva y a nadie le importa que ni haya mar ni que hablen quechua. ¿Verosimilitud? ¿Qué es eso?
Sebastián, el director, está obsesionado con dar una visión distinta de los hechos y hablar de los personajes que comenzaron a hablar de los derechos de los indígenas en aquel entonces, como Bartolomé de las Casas. Por otro lado Costa, su productor, sólo quiere que la película se termine a tiempo. Durante el casting Sebastián queda encantado con Daniel, un boliviano que armó una pequeña trifulca para que el casting fuese más justo y lo puso en el papel indígena protagónico aún cuando Costa no estaba demasiado de acuerdo. El problema es que Daniel, al tiempo que ganando su dinerito vistiéndose con taparrabos en la selva, participa activamente en los movimientos de la ciudad en contra de la privatización del agua.

El momento histórico en que se centra la película, la guerra del agua de Cochamba, me pareció bastante interesante. No sólo porque en realidad no sabía absolutamente nada de ella sino porque representa un fenómeno que ha sucedido en varios momentos en diversos países latinoamericanos y que lo lleva a un extremo demasiado evidente. Está claro que el agua es un elemento básico y uno realmente puede imaginarse lo que debe sentirse el ser manipulado por el gobierno a través de ella. Por esa parte todo muy bien, incluso las pocas representaciones de la ciudad en conflicto son bastante llegadoras.
Ahora, para mí el principal problema fue la estrategia narrativa que escogieron para representar esto. Ni siquiera en sí el hecho de estar grabando una película y encontrarse de pronto atrapados en una revolución, que incluso me parecería interesante porque todos sabemos que cada cierto tiempo las producciones se van a meter a países de América Latina para aprovechar sus bajos costes de todo (y el hecho de que obvien detalles elementales de la trama en beneficio del presupuesto también es algo bastante realista). Creo que lo principal, para mí fue que quisieran hacer tan evidente la comparación de situaciones al hacer que, encima de todo, la película hablara de la llegada a América. Como si no bastara ver secuencias en que un grupo de personas caban durante semanas una zanja para que les llegue el agua y de pronto venga la compañía y se la cierre, corte, luego una escena de todo el equipo de la película cenando en un restaurante carísimo y burlándose de lo poco que ganan los bolivianos; encima de todo nos tienen que poner secuencias en que Karra Elejalde anda disfrazado de Cristobal Colón hablándole a un montón de extras vestidos de nativos diciendo que esos indios no valen nada. Como si el espectador fuese incapaz de establecer cualquier relación por sí mismo.

Además, como cereza en el pastel, está lo que parece ser la idea principal de la película: el hecho de que por más que uno proclame tener ciertas ideas, al final nunca sabe cómo va a reaccionar en una situación límite. Todos los personajes comienzan teniendo una línea bastante clara: Sebastián es un humanista que se da golpes de pecho y quiere que todos sean salvajes y felices, Costa es un capitalista que sólo quiere hacer su trabajo al menor coste posible, Antón (el actor que hace de Colón) es un desgraciado que no tiene respeto por nadie, Alberto (actor que hace de Bartolomé de las Casas) defiende al máximo las enseñanzas de su personaje, María es una aventurera que quiere hacer un documental de todo lo que sucede. Y sistemáticamente cada uno va mostrando su verdadera naturaleza conforme las cosas se van poniendo feas y nos deja la valiosa enseñanza moral de que nada es lo que parece. Que en algunos casos funciona incluso mejor que en otros pero que no deja de parecer incluso bastante maniqueo (pasando del bueno bueno al no tan bueno y viceversa). Y que en el caso particular de los protagonista la verdad se queda bastante corto, aún más en Gael García que realmente es un cero a la izquierda casi toda la película (con golpes de pecho humanistas incluidos y todo), que en Luis Tosar que si bien a veces su comportamiento queda algo plano al menos es mejor personaje. En realidad los que mejor destacan, a mi parecer, son Daniel, el boliviano a través del cual podemos sentir todo el movimiento que está teniendo lugar, y Antón, que si bien parece ser un maldito durante la primera parte de la película, en realidad es el personaje mejor estructurado, a pesar de que salga en muy pocas escenas (y es extraño porque, precisamente, uno de los fotogramas que más se encuentran de la película es uno en que aparece él sentado junto a Sebastián, en una secuencia que en realidad jamás se ve en la película).

Así que, entretenida al menos es, yo incluso la rescato un poco por el movimiento social que retrata y que fue lo que salvó una trama sin mayor chiste, pero tampoco diría que es una buena película ni creo que ofrezca mucho más que una visión muy simple de la naturaleza humana. Una pena porque contando con buenos elementos seguro que podría haberse hecho mucho más.
Y encima sigo sin entender que la hayan escogido para los óscares. Yo casi que mandaba antes "Balada triste de trompeta" y eso que ya dije que tampoco resultó en lo que yo hubiera esperado. Oh.




¿Película favorita de Icíar Bollaín?

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