22.6.11


22/06/11
El último día del festival fue sin duda el más emocionante para mí. Ya el programa prometía acción coreana, que no suele fallar. No me terminaba de decidir a ver "Moss" porque duraba casi tres horas y eso podría significar ver dos películas en su lugar, pero Laura dijo que ella sólo me acompañaría si veíamos esa y lo tomé como una señal.



"Los ladrones comunes te roban cosas, el diablo te roba el corazón"

Es difícil resumir de manera concreta la trama de 'Moss', especialmente porque de entrada se presentan dos momentos muy dispares que tendrán que irse conciliando conforme avanza la trama. Y mientras que el segundo es la espina dorsal de la historia inmediata, el primero es de lo más golpeador. Veamos si pueden conciliarse sin revelar demasiado de nada.
En el primero vemos la figura de un hombre que forma parte de una especie de centro cristiano y tiene una aparente religiosidad tan fuerte que algunas figuras de poder desconfían de él. Pasa por una serie de presiones para tratar de hacerle mostrar su verdadero rostro pero el modo en que soporta todo parece hablar mucho más por él. Las personas que al principio querían hacerle daño ahora tienen una nueva visión y luego, corte, varios años después.
Un joven ha viajado a una aldea perdida para asistir al entierro de su padre, a quien no veía desde hacía muchísimos años. Su padre se había aislado para vivir en esa comunidad que había fundado de algún modo y ahora moría aparentemente de viejo. Nada tendría que ser sospechoso en ello sino fuese porque todos los demás a su alrededor sí que lo parecen, y el hijo comienza a preguntarse cuántas cosas más no sabía él de su padre y, más aún, cuántas cosas no sabía su padre de quienes le rodeaban.

Como ya comenté, para mi la primera secuencia tiene una fuerza increíble, resulta fascinante y la figura de este hombre tan magnético y extraño te atrapa por completo. De modo que cuando hacen el salto y se centran en un después a mí me resultó como un freno muy de golpe y comenzar de nuevo con una estructura de thriller mucho más clásico y tranquilo.

Obviamente no es caso de revelar la trama para nadie y es que a partir de los primeros momentos casi todo el punto de la película será convertirlo todo en una cadena de secretos que se irá desgranando paulatinamente mientras los personajes corren de un lado para el otro y con sus respectivas dosis de flashbacks de a poco para dejarte siempre a la espera del segundo punto. Todo esto ambientado en la fachada de una aldea que comenzó con un propósito utópico evidentemente no alcanzado (esas aldeas de Corea del Sur nos hacen temer un turismo profundo por el país, después de "Bedevilled" nos vienen con esto) y con sus respectivas dosis de sangre e intriga y un poco de comedia también.

Lo curioso, aunque quizás un poco triste, es que si bien fue una película que me atrapó por entero mientras la veía (el tiempo se pasa sin que uno lo resienta de manera notoria) y que me pareció de las más destacables del festival, ahora viéndola en retrospectiva siento que le destaco demasiado los puntos débiles que en aquel momento me parecieron perdonables. Si bien me sostengo con que es bastante entretenida y está bien llevada, me parece que muchos huecos en la trama no es que fueran dejado de lado de manera deliberada sino que fueron resultado de una trama mal manejada en momentos. Creo que algunos personajes muy fuertes podrían haberse aprovechado más (también entiendo que eso es cosa de la historia en que está basada, pero la queja es la misma) mientras que otros que eran más protagónicos recayeron en actores que no los aprovecharon demasiado (el mismo hijo, interpretado por Hae-il Park termina siendo un personaje sin carisma ni mucha fuerza). Se prometen más secretos de los que resultan ser importantes, y algunos giros que podrían haber impactado más se presentan con un ritmo poco apropiado. De modo que si bien la narración consigue fluir de manera exitosa sí que queda la sensación de que todo podría haberse manejado de mejor modo.

Ahora descubro que el director es el mismo que el de "Silmido", una película que me dejó una impresión muy parecida: con un buen tema pero que era manejado no del modo más apropiado. Y que al final sí que lo disfrutas pero piensas que quizás a la historia le quedó un poco corta la realización.
Y una pena porque, les repito, el inicio me pareció de lo más contundente. Pero esta es una sensación que me recuerda ahora a lo que me sucedió con "Thirst" de Park Chan-Wook: un inicio abrumador que era seguido por una historia que no sabía ni a dónde ir.




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