12.7.11


12/07/11
En uno de mis tantos intentos por seguir una lista o algo así me decidí a ponerme un poco al día con películas japonesas clásicas de terror o cine fantástico. La primera además la tenía pendiente desde hacía ya algún tiempo: "Cuentos de la luna pálida después de la lluvia".



"Even if you are a ghost or enchantress, I'll never let you go"

La película está basada en historias folklóricas japonesas, de modo que varios de los motivos que aparecen podemos encontrarlos en otras películas fantásticas de época. A eso le sumamos la dirección de Mizoguchi, sin duda uno de los directores más críticos de su momento, y el resultado no puede ser menos que excepcional.

En una pequeña aldea viven dos parejas, donde cada uno de los esposos tienen una ambición en concreto que choca un poco con el momento por el que atraviesan: la época feudal está pasando por un mal episodio, la aldea es constantemente atacada por bandidos y es difícil conseguir lo suficiente para sobrevivir. Una de las parejas tiene un pequeño hijo, el hombre es un artesano cuyas piezas suelen venderse bien y él espera juntar el suficiente dinero como para llegar a tener una vida desahogada. La otra pareja lleva una mala relación, y el hombre está tan obsesionado con volverse un samurai como su mujer con dejarle en claro cuán inútil piensa que es. Tras un nuevo ataque en la aldea el artesano consigue rescatar sus piezas y entre los dos viajan a la ciudad más cercana para venderlas, donde ambos tendrán la oportunidad de acercarse a sus sueños, aunque quizás no resulten exactamente lo que ellos esperaban.

Creo que una de las primeras cosas que a uno le golpea al mirar la película es la imagen tan desacralizada de los samurais que presenta. Nada de guerreros honrosos guiados por un estricto código de ética: en un momento histórico en que gran parte de la población muere de hambre y apenas puede sobrevivir, cualquier arma es una ventaja y cualquier ventaja es aprovechada a su máximo. El otro punto, especialmente para los no demasiado relacionados con la tradición mitológica japonesa, es la representación de los fantasmas como espíritus mucho más terrenales de lo usual: criaturas tangibles y que pueden realizar cualquier acción humana, y cuyas intenciones son muchas veces impredecibles.

"Cuentos de la luna pálida" consigue transmitir precisamente esa sensación de cuentos de tradición oral, de mitos que se confunden con la realidad y terminan por ubicarse en un punto medio, inexacto, donde cualquier cosa bien podría suceder. Con una estética más que favorable y con un desarrollo fluido y que va atrapando al espectador, no resulta extraño que la película se haya convertido en un clásico (del mismo modo en que reconocemos a su director como uno de los más destacables de su momento y de la tradición nipona en general). Sin duda es un punto ineludible para cualquiera que quiera sumergirse en la historia del cine en Japón. Además de que Mizoguchi poco a poco va convirtiéndose en uno de mis consentidos. Pronto reseñaremos más cosas de él.




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