31.1.12



















31/01/12

Vi el primer capítulo de "Samurai Champloo" hace mucho mucho tiempo y me encantó, pero como en aquel momento no había vuelto a mi etapa de animes (y por la regularidad de las reseñas actuales se imaginarán que el regreso tampoco fue por la puerta grande) lo dejé pasar y pasar. Años. Hasta que de pronto estuvo de nuevo ahí y por qué no.



"Only hope can give rise to the emotion we call despair. But it is nearly impossible for a man to try to live without hope, so I guess that leaves Man no choice but to walk around with despair as his companion"

Cuando comencé a verla no sabía que era del mismo director de "Cowboy Bebop", que ya comenté antes que no llenó las expectativas que tenía de ella, pero no hay que ir muy lejos para darse cuenta que ambas series parten de una idea bastante similar: tomar un estilo aparentemente tópico de la cultura mediática japonesa y transformarlo a través del encuentro constante con toda clase de referencias culturales contradictorias. Lo que en "Cowboy Bebop" era todo el concepto de ciencia ficción de naves y robots reinterpretadas a través de una estructura de western, en "Samurai Champloo" es una historia de samurais plagada de referencias anacrónicamente actuales.

Mugen y Jin tienen su primer azaroso encuentro en un restaurante. Uno es un consumado guerrero entrenado durante años en un dojo y el otro es un vago con caóticas habilidades natas de pelea. Terminan peleando en un afán desesperado por vencer al otro pero el asunto termina en tribunales donde son condenados a muerte. Fuu, una joven que los vio pelear y a quien parcialmente salvaron de ser agredida por unos mafiosos, decide salvarlos para pedirles a cambio que la ayuden a encontrar a un samurai que huele a girasoles.

Esta búsqueda guiará los demás episodios, que además contarán historias autoconclusivas de las aventuras que los personajes se encuentran a lo largo de su camino además de la extraña relación que va desarrollándose entre los tres a partir de su odio inicial y su reticencia a tener que cumplir cualquier cometido (por no decir la necesidad de los dos guerreros de ponerse a pelear a la mínima provocación). 

La serie tiene dos grandes atractivos que consiguen cautivar de manera casi inmediata. Por una parte es la fuerza y el carisma de sus tres personajes protagónicos, que si bien parten de estereotipos claros y pretenden mostrarse cada uno como antítesis del otro, consiguen una profundidad y complejidad suficiente como para sobresalir entre tantos modelos intercambiables de la psicología de personaje del anime actual. La verdad es que si bien por lo general uno suele decantarse casi siempre hacia un solo personaje favorito cuando ve cualquier serie, yo diría que termina por resultar difícil elegir entre los tres que se presentan aquí, cada uno consiguiendo excelentes momentos y sus correspondientes revelaciones oportunas dependiendo del capítulo.
La otra parte es el modo en que mezcla los elementos temporales, culturales y una enorme cantidad de detalles en un retrato extraño y complejo de un Japón que puede resultar tanto de época como actual. Todo parece estar ambientado en una antigua época de samurais pero de pronto tenemos los lentes de Jin, los piercings de Mugen, un capítulo en que un grupo de jóvenes ex guerreros se dedican a hacer graffitis por toda una ciudad, episodios de la guerra contra los cristianos y luego referencias psicodélicas a drogas. Todo orquestado de un modo en que cada elemento encuentra su lugar exacto para transformar una realidad de época convencional en un nivel de narración totalmente distinto. De modo que uno lo mismo puede divertirse con estas ocurrencias que descubrir detalles desconocidos sobre diversos momentos de la historia de Japón. 

Yo me quedo con la sensación de que mucho de lo que se logra con este anime fue también lo que se buscó con "Cowboy Bebop" pero con la ventaja que da el tiempo y la experiencia. Aunque con la desventaja de que a estas alturas se vea a "Cowboy Bebop" como un clásico y a "Samurai Champloo", inmerecidamente, todavía no. Para mí es un anime increíblemente logrado, sólido en cada uno de sus capítulos y en la ilación total entre ellos, con un estilo fantástico y unos personajes excelentemente trazados. Y ha sido de las pocas veces en que un anime me ha tenido con el corazón encogido en espera de cómo terminará todo. 
Una maravilla, yo hasta me quedé con ganas de más (aún cuando el final, tan desconcertante como puede parecer en un principio, me pareció perfecto).




¿Serie favorita que mezcle elementos de distintas épocas o géneros?

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