3.3.12


03/03/12
Antes de que se publicara la lista de nominaciones al oscar, leí algunos artículos sobre las diversas películas que se habían seleccionado por cada país para competir por el oscar a mejor película extranjera y las especulaciones sobre las que quedarían finalmente. Si bien algunas estaban ya bastante cantadas, quedaba un pequeño margen para comentar y entre ellas se encontraba esta producción libanesa, segunda película de Labaki tras "Caramel". Aunque no se encontraba entre las más fuertes me dieron ganas inmediatas de verla, y apenas saber que se encontraba en cines decidí romper mi largo record de inasistencia a salas.



"Pero nosotros tenemos un muerto, y a los muertos hay que vengarlos"
Si el poster casi meloso y el antecedente temático de "Caramel" nos podrían hacer creer que nos encontraríamos con otra película de una perspectiva femenina un poco light y dulce en un contexto de Medio Oriente, basta tan solo la escena inicial para que Labaki desmonte todas nuestras expectativas: un grupo de mujeres de negro avanzan por un desolado paraje en dirección hacia un cementerio mientras parecen improvisar una extraña pero hipnótica coreografía.

Recuerdo haber leído en su momento que tras la grabación de "Caramel", Labaki pensó en no terminar la producción porque le pareció que la trama final  resultaba muy superflua para los conflictos por los que atravesaba el país, pero terminó por convertir precisamente esa visión en su mensaje y es por ello que dedicaba la película a la ciudad, capital de Líbano. Si partimos de esa idea entonces podemos fácilmente entender cómo es que tras cuatro años viene a proponernos una historia que si bien no se aleja de los intereses formales y de estilo que ya había presentado la directora, es indudablemente mucho más compleja, comprometida y madura. En su labor como directora, guionista y protagonista es evidente el modo en que su brevísima obra ha dado un paso fuerte hacia la propuesta que ya presentó años atrás.

Un pequeño poblado en una zona inhóspita de Líbano se ha mantenido aislado de lo que sucede en el resto del país, de modo que musulmanes y cristianos han podido vivir en paz desde hace años. Con la llegada del primer televisión al sitio comienzan a llegarles también noticias de los conflictos religiosos que acontecen en otras zonas del país y que comienzan a generar recelo entre los hombres y algunos problemas que van subiendo poco a poco de tono. Las mujeres, unidas bajo los conocidos esquemas de vecinas de pueblo, comienzan a idear una serie de planes para desviar la atención de sus esposos e hijos y poder mantener el equilibrio que siempre los ha caracterizado.

Toda declaración de intenciones parte desde el inicio donde vemos tomas tan contundentes como un cementerio dividido en la zona cristiana y la musulmana pero donde el cortejo de mujeres de luto avanza juntas hacia ahí, una iglesia edificada justo junto a una mezquita, y en general personajes con elementos religiosos propios que comparten espacio con otros de manera armónica. En lo particular un par de tomas me parecieron ideológicamente bellas, como cuando se sientan a ver todos juntos la televisión y el sacerdote y el imam están sentados juntos, o un personaje que parece haber olvidado su propia religión y parecer participar convenientemente de todos los ritos. Donde debería haber otros problemas más graves como su precaria situación en relación al mundo, lo difícil que resulta seguir vendiendo sus productos en las ciudades, y sobre todo la cantidad innecesaria de gente que ya ha fallecido por los problemas bélicos, se crea un microuniverso donde todo regresa al extraño origen de las cosas: la religión. Y en la lucha de poderes, sobre todo visto desde un sitio donde antes reinaba el orden, vuelve a prevalecer la ideología por la ideología, la fe carente de argumentos y que comienza a enfrentar a las personas de manera innecesaria. Todo esto hilado a través de subtramas cómicas, planes descabellados e incluso secuencias musicales.

Debo aceptar que lo primero que me hizo ruido fue ver a la película clasificada como una comedia. Actualmente resulta más difícil hablar de géneros duros pero lo cierto es que si bien el tono en que se suelen manejar gran parte de las situaciones es bastante relajado y con un punto entre hilarante y fantástico (y por fantástico nos referimos a que excede la lógica realista), me parece que la película dista mucho de ser una comedia en norma, o sencillamente acercarse a la idea general de lo que debe implicar una comedia. No puedo hablar de manera general del cine en Líbano, ya que lo desconozco casi por completo, pero su manejo de géneros me parece se asemeja de alguna manera al masala indio donde uno no tiene que limitarse a la estructura clásica de los géneros tal como la tenemos sino hacer uso de sus recursos del modo en que sea conveniente. Que usualmente eso suele darnos en las películas bollywoodenses la excusa para pasar de la risa al drama al romance a las secuencias de acción y luego bailar, mientras que en este caso a Labaki le vale para crear un universo de posibilidades que la acercarían a una sensibilidad de realismo fantástico. Y si ello nos parecía permisible en una película tan festivamente femenina como era "Caramel", resulta todavía más destacable poder ver su manejo de interludio musicales en toda la norma, mientras que el resto de la película sigue manteniendo un tono estrictamente trágico. 

La fuerza de las imágenes, de la narración, el equilibrio exacto entre lo cotidiano y lo extraordinario, y sobre todo el manejo de una situación que bien podría haber sido un melodrama martirológico para que resulte en una narración amena, por momentos alegre, pero conservando su realismo y su dureza a la vez, me parece remarcable y magnífico. Una propuesta maravillosamente sólida llevada a cabo de un modo único y excelente. Y el hecho de que Nadine Labaki se mueva en todos los ámbitos de la producción creativa me parece que la coloca como una de las mujeres más interesantes del panorama cinematográfico actual. 

Al igual que terminaba hablando de manera vaga en mi reseña de "Caramel", "¿Y ahora dónde vamos?" es una película en la que podría detenerme en un sinfín de imágenes, momentos, actuaciones, sensaciones que me atraparon por completo, pero de poco serviría ponerlas en palabras cuando es claramente una película que está hecha para vivirse. 

Maravillosa, y porque no tengo más palabras. Ahora quiero ver todo lo posible de esta mujer, que significará tener que conformarme con las películas en las que sólo aparece como actriz.




¿Película favorita sobre un territorio dividido por religiones?

3 comentarios:

  1. Buen post aunque un poquito largo vengo de estar con los amigos un rato y me a costado leerlo.
    No conocia la película, y no creo que la vea pero siempre esta bien descubrir películas nuevas.

    Un saludo.

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  2. Yo si que me la apunto, que aunque me cueste arrancarme con estas películas, con algunas acabo descubriendo pequeñas joyas (aunque en otras ocasiones descubro grandes fiascos).
    Una de las próximas que veré será Four Lions.

    Saludos.

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  3. He visto criticas de todo sobre este film, a mi sin duda me apetece mucho verlo, y tras leer tu critica todavía más :D

    Sobre el tema que comentas, y más por conflicto político (aunque siempre tiene el trasfondo religioso) me quedo con la franco-israelí "Los limoneros".

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