17.10.12


17/10/12
No saben la pena que me embarga al escribir hoy en honor de un director del que he hablado mucho últimamente, Kôji Wakamatsu. El prolífico director de 76 años falleció el día de hoy a consecuencia de haber sido atropellado hace unos días al caminar por Tokio. Una pérdida más que lamentable, ya que comentaba hace poco a raíz de "Caterpillar" que su estilo parecía estar tomando una nueva y renovada dirección con sus últimas películas. Pero ya sólo nos quedará eso. Por desgracia ya sólo me quedaba una película suya pendiente por comentar, y no precisamente de las más logradas, "Perfect Education 6".



"Humans are weak. Compared to animals, even in sex we lack passion"
En los años 60 y posteriores, como resultado de las abundantes producciones pornográficas con tramas estándar que sólo buscaban convertirte en un producto de consumo rápido, comenzaron a aparecer numerosas 'sagas' fundamentadas casi siempre en tópicos-fetiche muy generales. Puntos de partida como esposas infieles, acosadores en trenes, aventuras de jóvenes oficinistas solteras, utilizaban un título general para diferenciarse y prometer la parte uno, dos, siete y hasta números inimaginables de posibilidades de desarrollo. En raras ocasiones las sagas compartían algo más, como sucedió en alguna ocasión con personajes clave o situaciones más concretas.

Que una saga similar, en este caso la conformada por "Perfect education" tuviera lugar a inicios de los años 90, parece más una estrategia destinada a apelar a la nostalgia del viejo género pinku o roman porno, que una verdadera renovación de esas vetas cinematográficas. No puedo hablar mucho más de las primeras cinco partes, de las cuales lo único que queda claro es que el punto de inicio es la sumisión de la mujer para 'reeducarla' en base a las fantasías eróticas del sujeto en cuestión. Y ahí es donde Wakamatsu entra.

La historia tiene toda la apariencia de una cinta bastante promedio del pinku eiga contemporáneo. Con bajos  pero puntuales recursos, se cuenta la historia de un joven que es engañado por su amante para que asesine a su marido con la promesa de escapar juntos. La cosa no sale en absoluto como estaba previsto y él, tratando de escapar, termina por refugiarse en una cabaña en mitad de la nada en el nevado bosque que rodea la ciudad. En ella sólo vive una extraña mujer cuyo comportamiento es bastante inusual, pero a la que no se atreve a cuestionar demasiado. Incapacitado para abandonar el lugar, pronto descubrirá los secretos que esa cabaña lleva años ocultando.

La premisa aparentemente recurrente lo es y no al mismo tiempo. Si bien muchas historias de sadomasoquismo involucran la intromisión de un tercero en la dinámica amorosa, aquí dicha intromisión no corresponde al usual vouyeur que se inmiscuye en la violenta intimidad sino que genera una ruptura con ese mundo que ahora se aparta de manera clara como una situación anómalo del contexto en que está insertado.  Inusual también es, aunque eso de manera concreta para el director, la atención que recibe el personaje femenino protagónico. Si la idea de redescubrir la sexualidad a través de la tortura es usual en este tipo de tramas, Wakamatsu aborda la complejidad de ese mundo femenino no para sublimarlo pero tampoco para rescatarlo: la idea de 'educación' juega un papel en varias dimensiones, desde las brutales intenciones del amo y verdugo, la condición cíclica de la psique femenina que se encuentra estancada en su más tierno periodo colegial, hasta la re-constitución de la integridad femenina y su potencial peligro para el sexo masculino. No desde la perspectiva medieval del peligro inherente a la mujer, sino por ostentarse como una entidad autónoma en un mundo dominado por la masculinidad. Una fuerte metáfora del pinku eiga hasta unos pocos años atrás.

Una pieza no demasiado destacada en su filmografía, de la época en que comenzaba a tratar de volver a posicionarse en el panorama actual, atrapado al principio por el propio género que lo dio a conocer. Ese mismo año conseguiría dar el primer giro hacia su nuevo cine con "Cycling chronicles: Landscapes the boy saw". Y si bien "Perfect education 6" quedará como una de sus curiosidades como padre del pinku eiga, lo cierto es que demostró todavía ser capaz de llevar el más simple convencionalismo hasta su máxima expresión. 




Te voy a extrañar, Wakamatsu.
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