15.10.13

Cuarto día de MI Festival de Sitges y vamos de nuevo a la carga con Asia. Ahora con Corea del Sur y sus históricas intrigas políticas (la cual fue algo así como la temática de ayer).



"Gentlemen, it's your patriotism that is basically sustaining the country"
Ya en algún otra ocasión he comentado, a razón de alguna película, el periodo oscuro por el que atravesó Corea del Sur antes de llegar al esplendor económico y social que la caracteriza en nuestros días. Aunque salieron relativamente bien parados de la guerra con sus compatriotas del norte, el gobierno que quedó instaurado (por influencia de Estados Unidos) fue una violenta y represiva dictadura. Ahí partimos en "National security", título de la película y nombre de la ley que existía en aquel entonces y que permitía detener a cualquier persona sospechosa de atentar contra la integridad nacional.

Kim Jong Tae es un padre de familia quien fuese líder de un movimiento por la democracia durante muchos años antes de retirarse. Desde entonces es seguido y acosado por las autoridades quienes no dudan de asociarlo con cualquier situación adversa que se presente. Lo que parece ser otra de tantas visitas de rutina de la policía termina con su confinamiento en Namyeong-Dong, conocido centro de detención para criminales políticos y eje oscuro de la dictadura en turno. Durante 22 eternos días Kim Jong Tae fue sometido de manera sistemática a torturas, interrogaciones y toda clase de abusos con tal de obtener de él lo que se pretendía. La ilusión del gran complot. La película hace un recuento bastante detallado de esos días y sus procedimientos.

Uno podría decirse que ya hemos visto gran parte del aspecto malvado de la humanidad y su infinita capacidad de expresarse en cuerpos ajenos. Las largas secuencias de tortura no están para sorprender a nadie, ni siquiera parecen esmerarse de manera exhaustiva en ser explícitas o crueles, pese a que dejan bastante en claro y desde el principio las inhumanas condiciones por las que atravesaban los presos políticos de la época. Si bien es una pena que sean las secuencias más largas y ocupen la mayor parte del metraje (como si fuera necesario recordarnos en todo momento hasta dónde pueden llegar esos abismos), dejando un poco de lado los aspectos más interesantes relacionados con esta ley de 'seguridad nacional': el poco interés en la verdad, la necesidad de arrastrar más y más culpables, la construcción del discurso oficial sobre el que se sustentaba la dictadura y que necesitaba señalar a comunistas, norcoreanos y todos los demás enemigos del pueblo. El escenario se completa con una serie de personajes de distintos rangos, desde el jefe de sección hasta el torturador oficial, complementándose con los oficiales menores que sólo se encargan del trabajo sucio. A veces pareciera que no resultan tan agresivas las escenas de golpes y suplicios como los momentos en que la *tregua* se construye sobre mentiras que son más que evidentes para todos los presentes. Un círculo de violencia y agresión sin sentido destinado a construir absurdos. La base de cuántas dictaduras.

Una película muy dura en su justa medida, dentro de espacios limitados y con la excelente actuación de Won-sang Park como protagónico indiscutible. Aunque con algunos elementos de más (siempre me han desesperado las ilusiones-flashback en cautiverio, por contrastar con el resto de la atmósfera, aunque me imagino que son situaciones reales de lo más comunes) y que por desgracia no aprovecha algunos puntos que podrían ser bastante interesantes, como lo que sucede después (con el país y con los involucrados) y que se resume en una escena final que podría haber sido un golpe mucho más contundente.




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