23.7.14

Desaparecemos pero no por demasiado tiempo. Siempre volveremos (aunque sea esporádicamente) para hablarles de películas japonesas raras. Es mi misión en la vida.



"Dijo que él era el representante del pensamiento de todos los seres vivos"
Desde hace varias décadas Japón tiene una industria cinematográfica que ha permitido que los proyectos independientes encuentren su lugar natural en el sistema. Que los directores nóveles se prueben a sí mismos y que ideas que podrían parecer disparatadas tengan una oportunidad. Lo cual en muchas ocasiones puede dar lugar a resultados inesperados, únicos e incluso muy buenos, lo que en más de un caso ha permitido que promesas artísticas vayan forjándose una carrera. En otros casos también hace que uno se pregunte: ¿a quién le pareció esto una buena idea?

"Henge", que también se dio a conocer como "Metamorfosis", cuenta una historia muy elemental y que no sorprenderá a nadie: un hombre vive una vida apacible (en este caso en compañía de su esposa) hasta que un día comienza a mutar incontrolablemente. Este Gregorio Samsa nipón no podrá quedarse sólo en su cuarto y habrán encuentros con terceros y la sospecha de que cosas más horribles suceden además de la transformación. Pero, aunque uno pueda ver en la primera imagen hacia dónde se inclina la estética, y aunque se diga que la película está emparentada con "Tetsuo" de Tsukamoto (porque al parecer todo lo que tiene bajo presupuesto y transformaciones monstruosas está emparentado), nos encontramos ante un proyecto pequeño que apostará por el drama intimista, algo difícil de lograr en una película de monstruos a menos de que tenga un excelente guión, lo cual no es precisamente el caso.

Uno no sufre demasiado sólo porque "Henge" dura poco menos de una hora y uno puede distraerse un poco con los elementos interesantes que la trama ofrece aunque no los aproveche. Sin embargo hay poco más de lo que pueda hacer gala la producción y aunque algún crítico se haya referido a ella como 'una obra de arte menor', el resultado queda todavía más opacado si tomamos en cuenta que viene de una cinematografía que está acostumbrada a estos riesgos, usualmente con mucho mejores resultados, y que además se especializa en toda clase de monstruosidades. Estas metamorfosis poco pueden hacer y poco pueden ofrecer por comparación y se quedan sobre todo en lo anecdótico, porque incluso su ritmo lento puede hacer que uno llegue cansado al minuto 50 y eso es un poco imperdonable.

Si Hajime Ohata parecía haber desistido de sus intentos en la dirección después de esta puesta en escena, resulta curioso saber que será uno de los tantos directores que participarán en "The ABCs of Death 2", compartiendo cartel con otro japonés que sí que nos da gusto ver cada vez como es Sion Sono. Lo cierto es que suena al menos un poco interesante.




¿Otras películas sobre metamorfosis que les gusten?

1.7.14

Me gusta pensar que llegué a "Black kiss" por Jô Odagiri, actor que me encanta, y no sólo porque salte ante la primera producción asiática que me prometa misterios y sangre. Aunque eso también es altamente probable. En fin, que prometía un thriller con asesino serial extravagante, y esas cosas nunca están de más.



"La oscura sangre de la noche lo borra todo, oscureciendo la fealdad"
Un thriller con poco presupuesto y una preocupación que recaía mucho más en la estética que todo lo demás, también. Asuka es una joven que ha llegado a Tokio soñando con despegar en su carrera de modelo, pero que por el momento termina viviendo en el departamento de la-amiga-de-una-amiga, Kasumi, que no es ni la persona más amigable ni parece la más confiable. Departamento que además se encuentra en la zona roja de la ciudad. Un día Asuka presencia por la ventana, que da al hotel de enfrente, un asesinato en una de las habitaciones. Un muy extravagante asesinato que destacará en las noticias porque el cuerpo fue mutilado y vuelto a armar a modo de pieza de arte, finalmente sellado con una marca de un beso con labial negro. 
Si presenciar un asesinato apenas mudarte a la capital no es suficiente, Asuka no tardará en darse cuenta que las siguientes acciones de ese misterioso criminal giran alrededor de ella y Kasumi, como si ejercieran una extraña fijación en el criminal. 

Es notorio que en muchas ocasiones, cuando un thriller busca causar una primera imagen (sobre todo en lo que respecta a la línea de crímenes) muy impactante, eso suele llevar consigo la fácil consecuencia de que no se cuide demasiado el resto del guión. Parecieran decir: ya les dí un asesino que hace obras de arte con partes mutiladas de un cuerpo, ¿qué más quieren? Y no es que eso sea necesariamente preocupante en una producción que a todas luces está tratando de hacer maravillas con su limitado presupuesto, ofreciéndonos un retrato decadente y punk de la parte menos bonita de Japón, pero como suele suceder, el resultado final no aspira más que a un 'aprobado' que incluso tambalea por momentos.

Después de dejar en claro la situación, por la trama aparecen una cantidad quizás innecesaria de personajes que uno no siempre está del todo seguro qué hacen allá. Por desgracia Jô Odagiri, en una muy extravagante faceta, es uno de ellos, al igual que Masanobu Andô. Y el juego de obsesiones no tarda demasiado en volverse una carrera directa (y un poco steampunk) a la arriesgada estrategia del giro final inesperado. Que no termina por hacerle demasiado bien a una trama que no había despegado en ninguno de sus aparentes puntos fuertes. 

Una película que se deja ver sin más, pero en donde no encontraremos ningún aspecto a destacar y que, dadas las circunstancias, es poco probable que nos la topemos por casualidad un domingo en la tele.




¿Última película sobre asesinos seriales que les haya gustado?